Sabe usted que Jacob Mantino fue un médico y zoólogo tortosino que vivió en el siglo XV y murió en Siria? ¿Y que José Agramunt, cura de Flix en el siglo XIX, ganó fama como carlista y guerrillero? ¿Y que Ramon Cabré fue un científico nacido en Riudecols en el siglo XX que pasó a la historia como jesuita y, además, sismólogo? Son algunos de los 495 tarraconenses que forman parte de la historia de España.
Alrededor de 500 personajes nacidos en la provincia –la cifra es aproximada y cambiante– están incluidos entre los 42.000 españoles fundamentales, según el Diccionario Biográfico Español, una obra magna y homérica que está punto de ser completada.
Comenzado en 1999, la obra de la Real Academia de la Historia está a punto de finiquitarse y venderse, tanto una edición en papel cerrada como otra on line que se irá ampliando y modificando según las necesidades. «Una vez se imprime, ahí queda lo publicado, pero lo novedoso es que la edición en web se irá actualizando siempre», afirma Ana de Quinto, responsable de comunicación del Diccionario y también documentalista que ha vivido desde cerca la confección de tan amplia publicación. «La nómina de la web se ampliará constantemente», afirma Ana. En breve, la consulta on line estará abierta a toda la ciudadanía.
Biografiados por primera vez
Documentalistas, investigadores o correctores se han distribuido en diferentes comisiones, todo ello para dotar de rigor una obra vastísima que, aunque recopila buena parte de la información procedente de otros lugares, establece las primeras biografías de nombres que, hasta entonces, habían pasado desapercibidos. «Nos encontramos con personajes de índole muy local, que estaban por biografiar. Es una de las grandes aportaciones. Nosotros recibimos una propuesta de personaje. Es decir, alguien puede pensar que tiene un antepasado que hizo algo importante y se pone en contacto con nosotros», aporta De Quinto.
A partir de ahí, toca aportar pruebas, datos y documentación para demostrar que esa persona en cuestión merece ser incluida. «No me gusta compararlo con Wikipedia, donde en un principio te pueden colar cualquier cosa. Aquí hay un control de la información muy fiable». Comprobada la relevancia de la persona, las comisiones encargan la biografía a un autor en concreto, con claridad y sobriedad en el estilo. Tarragona tiene una presencia marcada, con 495 personajes nacidos en la provincia y 762 en total que han nacido o muerto aquí. «Es difícil ofrecer una cifra exacta», añade Ana. En otros casos, no existe documentación suficiente para acreditar lugares de nacimiento o muerte y sólo dentro del texto se explicita que el personaje desarrolló su actividad en Tarragona entre determinados años o en un siglo en concreto.
El resultado a nivel provincial es amplio y difícilmente abarcable: militares, escultores, médicos, políticos, ingenieros, religiosos, historiadores, escritores, farmacéuticos, arqueólogos, periodistas o arquitectos nacidos en Tarragona nutren la extensa nómina de celebridades.
Sumergirse en el Diccionario Biográfico Español es un pasatiempo que puede durar horas y que al lector interesado deparará un sinfín de curiosidades. Cronológicamente, conviene empezar por la importancia de Tarraco. Ahí aparece, por ejemplo, Raecius Gallus o Lucius Aemilis Clemens Sempronius Silvanianus, experto en leyes que vivió en el siglo II d. C. Por su parte, Publius Alfius Maximus Numerius Avitus fue senador romano y cuestor de la provincia baetica. Además, se encuentran perfiles para todos los gustos, épocas y poblaciones de la demarcación.
Por ejemplo, Francisco Aguiló, natural de Montblanc, fue regente de la Cancillería y del Consejo de Aragón que vivió en el siglo XVI. Pedro de Alberni fue un militar nacido en Tortosa en 1747 y fallecido en México. José María Albares nació en Móra d’Ebre en 1863 y pasó a la historia por ser ingeniero agrónomo.
Insigne meteorólogo de Reus
No hay que descartar la aportación de los científicos tarraconenses. Josep Maria Jansà nació en Reus en 1901 y es uno de los más prolíficos e importantes meteorólogos españoles de la historia. Doctor en Físicas, vivió en las Isas Baleares y murió en Mahón a los 93 años, legando en su ámbito una obra extensísima.
Otro reputado científico contemporáneo fue Rafael Alvarado Ballester, que nació en Tarragona en 1924. Fue naturalista y catedrático zoológico. Doctor en biología y experto en botánica, su trabajo se centró en la revisión del léxico en esas disciplinas. Esta eminencia fue el único miembro de la Real Academia de la Lengua nacido en Tarragona. Era titular del sillón ‘M’. Alvarado también era miembro de la Academia de Cirugía y Medicina de Galicia y de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. Era catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.
La acumulación de títulos, cargos y honores ilustra la importancia del personaje en cuestión. En esa faceta, Eduardo Saavedra Moragas es uno de los tarraconenses fundamentales de la historia. Nacido en la capital en 1829, fue, según el Diccionario, historiador, profesor, arqueólogo, arabista, ingeniero de caminos, canales y puertos, catedrático, escritor y arquitecto.
Entre otros logros, proyectó en 1857 el Faro de Chipiona, el más alto de España, y tres años después fue el descubridor de las ruinas de Numancia, en Soria. También descubrió la vía romana entre Uxama y Augustóbriga mientras trabajaba en el proyecto de carreteras entre Soria y El Burgo de Osma.
De políticos a músicos
Más relumbrón aportó el reusense Jaime Aiguader, médico, periodista, alcalde, ministro y diputado en la primera parte del siglo XX. Militó en el nacionalismo catalán, fue opositor a la dictadura de Primo de Rivera y acabó encarcelado. Se exilió en 1939, tras la victoria del bando sublevado en la guerra, primero en Francia y luego en México, donde falleció en 1943.
Pero hay más: el compositor y director de orquesta José Raventós, nacido en Tarragona y muerto en la Habana, destacó por su aportación crucial a la música cubana; Jacinto Albiol Mateu, natural de Godall, fue una institución durante el siglo XX en el ámbito farmacéutico; José Alcoverro, nacido en Tivenys y muerto en Madrid, hizo carrera exitosa como escultor; y Joan d’Aldana fue un tortosino del siglo XV que obtuvo fama como militar y noble.
Constituyen, todos ellos, retazos de la historia de Tarragona, muchas veces desconocida u olvidada, y rescatada ahora –en muchos casos se biografía al personaje por vez primera– por un diccionario biográfico que pule sus últimos detalles, no sin cierta controversia. Algunas voces han criticado la obra por tendenciosa. En su momento, hubo cierta polémica al recoger extractos sobre Franco como «montó un régimen autoritario pero no totalitario».
La Real Academia sostiene que cada biografía va firmada y el autor es responsable de sus textos. «Se encarga a un autor un trabajo porque tiene méritos probados para hacer ese personaje. Son méritos objetivos y se pide que el texto sea sobrio. Es un texto que no es corregible, más allá de que falle algún objetivo. Cuando hablas sobre temas contemporáneos es más fácil suscitar controversias, más que cuando escibres sobre Edad Media o cuando te adentras en cuestiones científicas», concluye Ana de Quinto.